martes, 17 de junio de 2025

DIEZ AVES QUE CAMBIARON EL MUNDO

 

Diez aves que cambiaron el mundo

Stephen Moss

Traducción de Francisco J. Ramos Mena

Salamandra

Barcelona, 2025

381 páginas

 



Dentro del cerebro humano se cuecen juntas las razones y las querencias. Es posible que el mismo científico que investigue los límites del universo, abierto al debate sobre los límites del mismo y de las posibilidades que le ofrece los recursos de su ciencia a la hora de explorarlo, se enajene cuando el asunto trata sobre el fuera de juego con que anularon el gol de su equipo. Es posible que ese matemático atribulado que continúa indagando en el teorema de Fermat, respondiendo una por una y justificadamente a cada oportuna solución coja que le llega por correo electrónico, se vuelque a degüello en beber del porrón en las fiestas de la patrona de su pueblo y no entienda que los demás no comprendamos esa tradición. De ahí que sea tan loable encontrar a un autor que combine, y además añada un saber hacer literario, la razón científica con los grandes amores.

Este es el caso de Stephen Moss (Londres, 1960) que nos regala un texto brillante, inquietante y adorable a partir de las indagaciones que le sugieren la selección de diez aves diferentes. El libro, digámoslo de entrada y sin cortapisas, destaca por su sencillez a la hora de leerlo, y por sus sugerencias que caen en la mente del lector como las piedras en el estanque, provocando hondas que aumentan su capacidad de estar sobre ascuas. A uno no le cabe el corazón en el pecho cuando va leyendo este libro, en el que cada una de las diez aves seleccionadas guarda relación con aspectos que tienen que ver con nuestra humanidad y con la humanidad y sus vínculos con el mundo: el cuervo, la paloma, el pavo, el dodo, los pinzones de Darwin, el cormorán guanay, la garceta nívea, el águila calva, el gorrión molinero y el pingüino emperador.

Viajaremos con Moss por diferentes regiones del planeta —China, Estados Unidos, Antártida, Mauricio, Galápagos, etc.—, pero viajaremos también con él por diferentes momentos de la historia, en los que las circunstancias y actuaciones de los hombres condicionaron nuestra relación con la tierra y entre nosotros, valga la redundancia. El conocimiento con que se expresa Moss es ecléctico y divulgativo, es diletante y sencillo. Y nos enseña a rellenar lagunas en los aspecto sobre los que va versando cada capítulo: la mitología y las leyendas como fuente de conocimiento y condicionamiento; la comunicación y el entendimiento entre seres humanos; las fuentes de alimentación y cómo afectan al desarrollo social; la extinción y la importancia, consecuente, de la conservación; la evolución y las cuestiones que siguen surgiendo de un tema que, a su vez, no cesa de evolucionar; la agricultura y la economía de recolección, incluidos los efectos devastadores de la esclavitud; la necesidad de la conservación frente a las aniquilaciones sin sentido; la influencia de la iconografía en la política; el orgullo desmedido de los dictadores que implica la no escucha de los científicos y el sufrimiento para todos; y, finalmente, la emergencia climática, un tema que atraviesa el libro entero, pero que Moss trata de eludir hasta llegar al último capítulo, el del pingüino emperador.

El libro es maravilloso. El efecto sobre el lector no puede ser más magnético, y uno sabe, a ciencia cierta, que el capítulo más interesante es el que está leyendo en ese momento. Como sabe que cambiará de parecer tantas veces como vaya regresando a capítulos ya leídos. Se trata de una obra apta para todos y que ojalá encuentre a todos los lectores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario