El vuelo eterno
Amelia Earhart se subió por primera vez a un biplano en Los Ángeles, y en esos diez minutos de vuelo supo que sería piloto. Fue la primera mujer en batir récords absolutos de aviación y desapareció en 1937 bajo las aguas del Pacífico, aunque su espíritu todavía sigue planeando entre nosotros.
Los profesionales del diván vienés se nutren, con frecuencia, de frases como aquella que escribió Amelia Earhart (Atchinson, 1898 – Pacífico Sur, 1937): “El miedo es un tigre de papel“. La frase bien manipulada nos ayuda a superar los escollos, la dificultad de existir más allá de la mera necesidad animal de seguir respirando. Podría tratarse de un enunciado zen, pero también de una trampa. Lo que nos aterra de los tigres es su aspecto, aunque sea de papel. No sabemos a qué huelen y su rugido no es más terrible que el del motor de un camión. Aunque sea de papel, en la oscuridad un tigre puede dar mucho miedo. Pero la cita es incompleta:
«Lo difícil es la decisión de actuar, el resto es tenacidad. El miedo es un tigre de papel. En realidad, puedes hacer cualquier cosa que te propongas».
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