miércoles, 3 de diciembre de 2025

LA LUNA NÓMADA

 

La luna nómada

Leonardo Valencia

La Huerta Grande

Madrid, 2025

242 páginas


 


Hace mucho tiempo que se escribió el cuento perfecto, tal vez algún relato de Maupassant, por ejemplo, o la mayoría de los de Chejov. Pero aun así, cientos de escritores han seguido tratando de escribir otro relato con otro tipo de perfección: la ingeniería verbal e imaginativa de Borges, la sorprendente inquietud de Kafka, el extrañamiento ambiguo de otras geografías en Paul Bowles, la potencia de James Joyce, la acción deshuesada de Carver o cualquier experimento posmoderno, nos hablan de la inquietud permanente por este género. Se trata, eso sí, de mantener sus valores, a cualquier precio, con cualquier recurso: el galope hacia el final sorprendente, la intensidad de sugestión y la concentración narrativa, prescindiendo de digresiones. Leonardo Valencia (Guayaquil, Ecuador, 1969) sabe muy bien todo esto, como sabe que no debe abandonar la energía concisa o la evocación de los espacios que nos remiten a la realidad. Su compromiso será con la literatura, con toda la historia de la literatura y las estrategias narrativas que se han ideado, y así nos lo hace saber a través de este proyecto, La luna nómada, que está abierto, que está en marcha.

Escribir un cuento perfecto no es una meta, sino una ruta. Así pues, lo que debemos emprender es un camino de aprendizaje, nos sugiere el autor, a través del descubrimiento. Cada generación ha tenido sus innovaciones, y todo lo aportado le sirve para idear. Al fin y al cabo, sabe que por mucho que cambien las estrategias, las palabras serán las mismas. Esta versatilidad se verá reflejada a través de cada uno de los relatos, de manera que se nos entrega un libro en el que lo que se imponen son las lecturas del autor. Al lector inquieto no le será complicado rastrear la influencia en cada una de las propuestas, un juego al que se entregará con deleite, porque las sorpresas brotan una y otra vez, porque Valencia es dueño de la varita mágica de lo imprevisible. El interés surge en la primera línea, bien porque estemos frente a una factura clásica o frente a un cuento con forma de diálogo o dietario, y se gradúa a lo largo de cada párrafo. Pero hay una conocida teoría sobre la narración que aquí apunta con maestría, nos referimos a la del iceberg. Es cierto que lo que asoma es muy poco, porque el resto está bajo el agua, pero el reto será inquietar al lector lo bastante como para que tenga ganas de sumergirse y explorar lo que se esconde en un mundo frío y en el que impera el silencio. Para facilitar la empatía con cualquier lector, Valencia nos va trasladando por distintos lugares geográficos, por escenarios, a la vez que por momentos vitales en los que nuestro paso por la tierra no está resultando nada cómodo. No aturde, pero sí nos pone sobre ascuas, lo bastante como para querer conocer el resto del iceberg.

Estamos frente a un autor culto, que se dio a conocer con la primera versión de esta obra, en 1995, a la que se han ido añadiendo otros cuentos y se han ido revisando los ya existentes. Conservar sea paciencia y ese amor por lo creado nos habla de alguien que adora leer y escribir, alguien cuyo empeño es literario. Pero la realidad se alimenta de la ficción y la ficción se alimenta de la realidad. De ahí que nos afecten estas invenciones, esta creación en marcha, escrita poniendo todo el cuidado posible en cada una de las narraciones. Y editada, no podemos dejar de decirlo, con un gusto exquisito por La Huerta Grande, que vuelve a acertar en esta apuesta literaria, en este conjunto de relatos que merecía la pena rescatar, devolver a la vida.


Fuente: Zenda

No hay comentarios:

Publicar un comentario