El cisne en el ocaso
Rosamond Lehman
Traducción de Regina
López Muñoz
Errata Naturae
Madrid, 2022
187 páginas
Existe, seguramente,
mucha sensatez en perder la cordura. O al menos existe infinita sensatez en el
derecho a perderla. ¿Qué es el misticismo sino una forma de añadir vuelo a la
imaginación y al deseo, creando así un mundo alternativo al de la realidad, al
del suelo, en el que poder estar cómodo y mirar con dulzura? No precisaremos si
el misticismo tiene una función social o psicológica, que puede ser de un
enorme calado y muy posiblemente la postura correcta, la mejor manera de
entender la vida, pero sin duda sirve de consuelo.
En esta obra memorística,
Rosamond Lehman (Bourne End, 1901 – Londres, 1990) nos coge de la mano para compartir
la experiencia que la llevó desde el agnosticismo a la convicción de que existe
una vida más allá de la muerte. El libro da inicio con una pequeña lectura de
infancia, en la que la autora se expresa con mucha melancolía, rozando la
autocompasión, haciéndonos dudar de toda la subjetividad lírica, y lo que
implica, con que se expresa. Pero esta prosa irá cobrando sentido cuando se centre
en expresarnos las consecuencias del principal suceso que la ha construido: una
pérdida demoledora, la desaparición de una hija, la muerte cercenando el
sentido de la vida.
Tal vez ese espíritu que
no es elegíaco, sino de testamento, sea lo que define mejor la obra. De ahí
viene tanto deseo de poesía, de lirismo, incluso en los primeros años de
formación, cuando se muestra como una persona maleable, cuando se reconoce como
maleable. Esa niña va creciendo en un entorno definido como una geografía
humana que sirve de apoyo, de referencia, y que sustenta la educación
sentimental.
De ahí saltaremos a una
segunda parte más reflexiva, en la que se comienza discerniendo acerca del
proceso de creación. La niña conoce el mundo literario y en él crece, en un
recién estrenado mundo adulto en el que existe algo que antes era desconocido,
algo que ella no termina de definir pero que, sin duda, se podría llamar
depresión. El salto consiguiente será hacia el duelo. Recordará a la hija con una
intensidad que sólo puede brotar del dolo. Y comenzará su proceso de
reconstrucción asumiendo la certeza de que somos algo más que un grupo de
células bien conjugadas.
La creencia de que hay
vida más allá de la muerte se impone. Así pues, en el libro se busca definir
qué es el alma, y esa búsqueda es lo que pretende la obra, y no concluir con
ninguna definición. Rozando el espiritismo, nos adentramos en un mundo
cristiano que sirve de sustrato, cimiento y tejado para lo que nos falta de
vida, hasta que saltemos al otro lado de la tumba. La interpretación del texto
quedará mucho en manos de los prejuicios del lector. Pero no hay en ningún
momento la pretensión de convencer, sino la de compartir. Y eso, esa
sinceridad, es un valor que uno irá agradeciendo a medida que pasen los minutos
tras haber cerrado el libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario