El
peso
Jesús
Martínez
Comba
Barcelona,
2025
322
páginas
El
asunto es saber conservar un mínimo de autoestima dentro de las marejadas a que
está sometido el rebaño humano. Aunque a veces son los miembros del propio
rebaño los que azotan estas marejadas, provocando tormentas. Conservar la
autoestima contra viento y marea, frente a los demás, y conseguir así un mínimo
de respeto, es el gran tema de vivir y posiblemente el gran tema de la literatura.
Por lo general, a este asunto se le conoce como dignidad. Puede ser un
sustantivo sin sinónimos, pero sus opuestos son múltiples: deshonor, humillación,
desvergüenza, vileza, maldad, ruindad, ignominia y, claro está, indignidad.
Indigno es aquel que arranca la vida a otro ser humano. Puede que esté
trastornado y ese trastorno justifique la furia lo bastante como para que nos
resulte comprensible el arrebato que le llevó al crimen, pero si a un compañero
le quitamos la vida, le quitamos también el tema central de vivir que es,
repetimos, la dignidad.
Esto
le sucede a quien ocupa el centro de interés de esta crónica, El peso, que
es una de las mejores que hemos leído en los últimos tiempos. Un inmigrante
rumano, un sintecho, es asesinado por otro que carga con el diagnóstico de
esquizofrenia. El crimen es brutal, un gesto de violencia salvaje. Y así el
autor, Jesús Martínez (Barcelona, 1975) se pone a investigar y se encuentra con
todos los que formaban la periferia vital del asesinado, a quien llama el enano
Florín. El uso de la palabra enano queda aclarado en los subtítulos del libro: Historia
de un poema. De enanos contra gigantes. El autor del poema, por su parte,
será otro enano, otro sintecho, a quien llama Marcos, de quien sí iremos
conociendo buena parte de su biografía, algo que no puede reproducir del
fallecido, pero nos podría orientar acerca de la suerte de quien terminó su
vida trágicamente en las calles de Barcelona. Marcos, por su parte, es un tipo
activo y sensible, autor de unas poesías que se nos van entregando junto al
texto, poemas de realismo social duro y desnudo, en los que la letra k se
significa dándonos a entender la esclerosis que supone la vida en la calle.
Jesús
Martínez elige una estrategia que nos predispone a pensar que nos encontramos
frente a una anticrónica: capítulos muy breves en los que el autor-recopilador
desaparece, renunciando a dar forma de narración convencional al relato,
renunciando a un texto redondo. La mayor parte de la obra está compuesta por
reproducciones muy literales de las voces de los coprotagonistas, especialmente
del enano Marcos, dando al texto una velocidad singular, pero atractiva, siendo
un tipo de atracción que pertenece al polo negativo de los sucesos. El espíritu
que transmite es fundamentalmente inquieto, y en buena medida bueno, dado que
las personas con las que se encuentra reconocen, a su vez, la bondad en el
enano Florín. Lo cierto es que si uno tiene noticia de lo que sucedió, siendo
consciente de la suerte de vida que llevan estas personas, no puede por menos
que sentir removerse dentro la incapacidad de consentir la injusticia y esa
rebelión, como no puede ser de otra manera, es una expresión de la dignidad. Estamos
frente a un libro digno, frente a un tratado sobre la dignidad innata a lo que
queda dentro de la piel, sin necesidad de colgarla sobre lo que nos rodea. Y
decir de una obra que es digna, a estas alturas, la define como algo más vivo
que decir que una obra es buena. Por favor, no dejen de leer El peso.